Hablemos del Sonido del Cántaro / Parlons du Son de l'Aiguière
Alcides Izaguirre, critico literario venezolano, nos comparte su análisis de mi novela "El Sonido del Cántaro"
http://issuu.com/joseprensa/docs/edicion_digital_hoy_e74022899bb865/8
FRANCISCO LÓPEZ Y EL SONIDO DEL TÁRTARO
Alcides A. Izaguirre M.*
“…El sonido del
cántaro es el coro de la-
mentaciones del mundo, de cada ser hu
mano cuyo regalo de felicidad le es arre
batado injustamente…” (p. 162).
Francisco López
(El sonido del cántaro)
I
El panorama de la literatura guayanesa
actual se vislumbra –en los últimos 15 años del presente siglo- en una
constante búsqueda experimental en cuanto a las prácticas estéticas ficcionales
se refiere. En el ínterin se escuchan las voces de Henry Casalta, Orlando
González Moreno, Luis Raúl Brown. Milagros Mata Gil y Ricardo Azuaje, y,
últimamente descolla el pulso narrativo de Francisco Arévalo (Háblame, háblame Iolanda, 2014) y Doris
Poreda (El Paraíso prestado, 2014);
aderezados (todos) a los novedosos experimentos narrativos de la nueva trova
ficcional hispanoamericana.
Los narradores conscientes del avance
de la literatura dentro del sistema literario nacional, se han adosado a sus
preceptos. El estudio, análisis y recepción del hecho estético lo han
encaminado a asumir la globalización como materia prima del hecho narrado; a
tal punto que la tecnología: y –sobre todo- el mundo intrincado de la
informática ha sido tema recurrente –en los últimos tiempos- en la prosa
narrativa. Sobre esta autopista se desplaza el verbo cibernético de Néstor
Rojas (Archivo apócrifo en correo
electrónico, 1995), Luis Barrera Linares (Cuentos en-red-a-dos, 2008) y el de la dramaturga Virginia Urdaneta
(Chat, 2007).
En esa búsqueda experimental –y muy
cercados a los intríngulis lingüísticos y semánticos de la “red de redes” y sus
variantes-, (lo que he denominado en otra parte como el ciberlingüismo
literario); ubico –de tajo dentro de este cognomento- a la escritura narrativa
de los noveles guayaneses Lusete Alves (Los
cuentos mágicos de Chloé, 2015). Apolinar González (Hay soga en el lodo, 2015) y, Francisco López (El sonido del cántaro, 2015); en cuyo enter me detengo, para atreverme (tímidamente) a decir algunas
palabras.
II
Francisco López (Ciudad Bolívar, 1980)
es uno de esos narradores –quizás junto con Lusete Alves- considerado (por mí)
un híbrido en el sistema literario regional, por su propensión en asumir y
atreverse dar un salto – de araña- hacia la narrativa larga. Su obra El sonido del cántaro, confieso me ha sorprendido. El ritmo
lingüístico coloquial desenfadado de todo tono oscurantista, la inflexión
intimista cómplice con el lector, el pulso narrativo e ideático, el afán por
contar, lo lúdico edificante, el buen manejo de la intriga y el interés por
mostrar las vicisitudes del hombre y la humanidad; además el uso del monólogo
interior, el mundo onírico y el desplazamiento de los planos temporales; y
sobre todo, la práctica del discurso técnico y electrónico en sus diversas
manifestaciones cotidianas: el archivo, el informe, la internet, la agenda, la
computadora y el celular; hacen de esta novela que dialogue con los más
modernos experimentos narrativos hispanoamericanos, y, con los narradores
representantes y herederos del ciberlingüismo literario venezolano; como se
puede apreciar en uno de los diálogos del señor Rodríguez con Fabián Reig
(actante principal del relato)::
La razón por lo que te digo todo esto,
es porque el paso que vamos a dar informa-
tizando los
archivos es delicado
-confiesa ceñuda
y reflexivamente.
Antes si, alguien
quería acceder a ellos debía venir personalmente y estar debida-
mente acreditado
para ello. Los antiguos presidentes mantuvieron lo más que pu-
dieron, los
archivos fuera de los tentáculos de la tecnología global, para que no se
escapase nada de
su vigilancia, pero las épocas cambian y todo funciona sobre in-
ternet.
No puedo negarme
a avanzar, pues la información escondida del mundo solo sirve
para pudrirse.
Ella debe fluctuar libremente y ahora, internet es la vena por don–
de corre la
información… (p. 56).
Esta
tipología discursiva será punto de lanza para armar todo el entramado ficcional
en el que nos ciñe- magistralmente- el narrador-protagonista, a tal punto que
parte de la trama de la obra se resuelve a través del uso de “la red de redes”,
y, sobre todo, de la práctica comunicacional -efectiva del celular- que mantiene
el personaje principal con los actantes secundarios Alfredo y José, y que
coadyuva –al final- a resolver el conflicto en el que nos envuelve y se
encuentra (en-red-a-do) Fabián Reig.
III
Mediante “la primera voz” (Eliot), voz
que habla con su propio “yo” o con alguien posible, Fabián Reig va armando su
enmarañado universo diático, que oscila entre los tentáculos de un mundo
ordinario (“la legalidad cotidiana” que lo signa con su precaria existencia)
narrado en forma cronológica, y, un mundo alterno (el paso súbito a la otredad
que arrastra desde niño) y que es abordado a través del recurso técnico-
experimental de lo onírico.
La realidad- ficción, la
ficción-realidad; elementos característicos y polémicos de la narrativa, son
presentados-por el narrador como unidad indisoluble de toda la trama, para
crear –a la luz del túnel con los palpos inalámbricos de la araña- una
simbiosis dialéctica entre un “mundo real y mundo posible”; incógnita que
Fabián Reig decide –finalmente- develar:
…Si antes tenía intenciones de llegar al
fondo de este asunto, ahora estoy deter---
minado y urgido
de acabar con todo este enigma y lo único cierto que tengo es la
palabra
Montmartre escrita bajo los pedazos de ELLA.
La hora y los
minutos me son desconocidos. El sol sigue siendo mi separador na-
tural del día y
la noche… (p.142.).
A partir de aquí
y por medio del recurso helénico de la anegnórisis (el reconocimiento) propio
de la tragedia griega; Fabián Reig se enfrentará a su inexorable fatum (destino), y, el receptor (actante
activo del relato), como una especie de “lector macho” (Cortázar) vuelve los
ojos sobre las páginas para (re)construir ideáticamente su propia historia.
IV
Francisco López
–definitivamente- promete ser un buen fabulador. Sus “mentiras verdaderas”
ficcionales (según Vargas Llosa), nos llevan a revelar la conducta de Fabián
Reig (su angustia, soledad e incomunicación, su abulia y su anomia colectitiva)
que penden entre dos milenarias entidades: Noaluuin (el bien) representada por
“la dama onírica” (ELLA), y Asmoug (el mal) simbolizado por Dacio y que durante
siglos ha signado el universo. Esta ambivalencia discursiva se resuelve cuando
Fabián, como una especie de sortilegio, es arrastrado misteriosamente al mundo
abismal de las tinieblas en busca del cántaro mágico. Ese encuentro bíblico y
de purificación se produce a través de un desplazamiento de ida (hacia las
puertas del tártaro), y de retorno (hacia “la legalidad cotidiana”), donde
Fabián Reif logra, al fin, escuchar el sonido ablucionario de las aguas. Vale
indicar, el sonido edénico y fantástico de su nueva y premonitoria existencia.
Presidente de la
Fundación de Creación Literaria “José Adames”
En la Angostura de las
pasiones a los 18 días de mes de octubre de 2015
Felicitaciones Fran López, excelente reportaje, muchos exito !!!!
RépondreSupprimer¡Gracias Ale!
SupprimerQue belleza de articulo y que orgullo definitivamente ...Se queda corto en palabras tratando de describir tu escritura va mas alla de todo. Gracias por compartirlo te enviamos un abrazo inmenso..
RépondreSupprimer¡Gracias prima! Tus palabras tocan mi corazón. Otro beso para ti
SupprimerQué bien
RépondreSupprimer¡Gracias!
SupprimerEspectacular! Me encantó !
RépondreSupprimer¡Gracias!
SupprimerLa GLORIA es de Dios, El es Bueno!
RépondreSupprimer¡Amen Tia!
SupprimerSeguirás con tus éxitos porque tu sentir y sensibilidad social son parte de tu prosa.
RépondreSupprimer¡Gracias tio!
SupprimerBien hecho hijo, te lo mereces, gracias al periodista Alcides Izaguirre.
RépondreSupprimer¡Gracias a ti tambien!
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